Trastorno de duelo complejo persistente

Es un tipo de trastorno que precisa más investigación en el futuro. Aunque conocemos los criterios básicos para el duelo y la pérdida, se observa que existen varios trastornos que no cumplen suficientes criterios para un diagnóstico adecuado, sobre todo por su gran complejidad de sintomatología experimentada.

Esto ocurre, por ejemplo, en el Trostorno de duelo complejo persistente. Se diagnóstica sólo si han transcurrido al menos 12 meses (6 en los niños) desde la muerte de alguien con quien el doliente tenía una relación cercana. Este marco temporal discrimina entre el duelo normal el el duelo persistente. La afección típicamente conlleva un anhelo/añoranza presistente del fallecido, que puede estar asociado con pena intensa y llanto frecuente, o con preocupación en relación con fallecido. El individuo puede estar preocupado con la manera en la que murió la persona.

Se requiere 6 síntomas adiccionales, incluyendo una importante dificultad para aceptar que el individuo ha fallecido.

Estas dificultades pueden ser: la preparación de comida, recuerdos angustiantes acerca del fallecido, dialógos con la persona fallecida, evitación excesiva de los recuerdos de la pérdida, valoraciones desadaptativas acerca de uno mismo en relación al fallecido o a su muerte.

Además, las personas que padecen el trastornode duelo complejo persitente, se sienten aislados, descofían de los demás, pierden su propia identidad y el sentido de la vida. En muchas ocaciones manifiestan el deseo de morir o quitarse la vida. Tienen dificultades graves para realizar actividades, hacer planes, diseñar el futuro.

Algunos individuos con trastorno de duelo complejo persistente presentan alucinaciones del fallecido (auditivas y visuales), en las que de manera temporal perciben la presencia del difunto. También pueden experimentar diversas quejas somáticas, incluso los síntomas que padecía el fallecido.

El trastorno de duelo complejo persistente puede aparecer a cualquier edad, sexo y en diversos grupos sociales y culturales. Los síntomas habitualmente comienzan en los primeros meses tras la muerte, aunque puede haber una demora de meses o incluso años que aparece el síndrome completo.

Los niños pequeños pueden experimentar la pérdida de un cuidador como traumática, dados los efectos desorganizadores que puede tener ausencia del cuidador sobre la respuesta de afrontamiento del niño. El los más pequeños, el sufrimiento puede expresarse , en el juego y en comportamiento, mediante regresiones en el desarollo y por comportamientos ansiosos o de protesta a la hora de separarsey de reencontrarse. El malestar por la separación puede predominar en los niños pequeños y los niños mayores y los adolescentes pueden manifestar más malestar social/de identidad y riesgo de depresión simultáneo.

Fuente: DSM-V