No serás la última, pequeña…lo siento.

No serás la última, pequeña…lo siento.

Quizás no existe otra situación más contraria a la naturaleza que cuando una madre mata a su hijo. Pero no esperéis ninguna justicia, porque jamás va a llegar…No como os gustaría que llegase…

Casos de filicidios maternos son bastante conocidos en el campo de criminología, psicología y psiquiatría forense, aunque a menudo tapados y ocultados por la sociedad del todo el mundo. Los asesinatos de los hijos por las madres se han estudiado en diferentes trabajos científicos, aunque con dificultad  por la falta de registros y el interés sobre todo político. No obstante, se ha llegado a concluir que existen diferentes motivos que pueden explicar un homicidio de los hijos por las figuras maternas. Se habla de una serie de delirios de compasión que a menudo están asociados a graves desequilibrios mentales, provocados por trastornos de personalidad y fuertes estados afectivos.

Muchas veces, los psicólogos, discutimos sobre las causas de estos crímenes. Habrá fuentes que sin lugar a dudas, defenderán de alguna manera o justificaran el acto de conducta homicida de la madre, justificándolo a través de las patologías asociadas. Ahora bien. Por supuesto que existen psicopatologías asociadas, porque ningún ser humano sano es capaz de matar y sobre todo a su propio hijo. Pero, por ejemplo, una depresión por muy grave que sea no es suficiente para justificar el asesinato de un hijo.

En mi opinión todo empieza por una represión de la maternidad. Una  maternidad idealizada. Lo digo idealizada, porque a menudo las madres que matan o tengan ideas asesinas hacía sus hijos, consideran que son suyos y de nadie más. Que pertenecen sólo a ellas y no conciben ninguna otra opción ni de amor ni de la educación ni de la  crianza compartida. Prefieren matar a compartir el cuidado con los padres. Esa idea extremadamente delirante, paranoide y en ocasiones de grandeza hace que se creen unas distorsiones cognitivas de un potencial peligro, de una situación tan amenazante que finalmente pueden conllevar al acto de asesinato de su hijo.

Hay casos que las madres no avisan de sus ideas asesinas, y en otras sí. Pero lo más probable es que sí avisan es porque ya han cometido previamente el crimen y están “rumiando” el alivio  del mismo. Se quedan tranquilas, no responden a las llamadas, no se alteran ni asustan. Permanecen inmóviles a menudo cuidando, besando y abrazando a su hijo, diciéndoles como les quieren y consolándoles que es el fin del sufrimiento.  En muchas ocasiones ellas mismas toman tranquilizantes para cometer el homicidio según lo planificado, y después de un tiempo aumentas las dosis con la idea de morirse al lado de lo que “más quieren”.

El perfil de la personalidad de estas madres es mucho más complejo de lo que nos podemos imaginar. Es muy laberintico. Primero utilizan las estrategias de enfrentamiento o  negación de la realidad para salir de una situación que desde su punto de vista es catastrófica. Luego entran  en la fase de la  lucha contra cualquier acto que pueda impedir desarrollar el rol de la madre que ellas desean. Cabe añadir, que sí el hijo en algún momento se opone a cualquier conducta exigente o afectiva de la madre – es culpabilizada por la misma del sufrimiento ocasionado, y en ocasiones puedes recibir castigos, amenazas y un trato muy serio y frio por la madre.

Estas madres  ejercen una presión oculta en los menores con el fin de satisfacer sus necesidades como –Yo, la única competente, responsable, la que ama de manera incondicional.     

Además, pueden existir otros factores que determinan el acto de filicidio: intolerancia a la frustración, celos, envidia, rencor  o venganza. Estos factores pueden desarrollarse hacía el hijo o hacia los padres de los hijos, y menudo son la “fuerza motor” que conlleva al acto de asesinato. Pero una cosa hay que dejar clara: la psicopatología no es ninguna enfermedad mental. Al contrario. Es un acto premeditado, preparado con el fin de realizarlo, y se merece una justicia digna si se puede hablar de justicia cuando perdemos a un  niño…

¿Podemos prevenir tales actos en un futuro? ¿Olivia podría ser la última niña que muere en las manos de su madre? No. Es muy complicado. Las ideas asesinas no son fáciles de predecir. Al no ser enfermedades ni trastornos mentales son extremadamente difíciles de detectar porque el estado psicológico por muy grave que sea no determina el acto de asesinato. Existe la correlación con la idea o acto suicida, pero no el homicidio. El acto de asesinato  se caracteriza por el momento previo, normalmente de corta duración que impulsa a la determinación del delito justamente en el momento de desequilibrio fuera de control, que es prácticamente imposible de estudiar previamente.

                                                                                                                                                                                Aldona Ziaja