Alcohol y apuestas
Alcohol y apuestas
"Una persona con adicción al alcohol tiene una mayor probabilidad de acabar apostando", explica la psicóloga de la organización segoviana, Aldona Ziaja. "Van al mismo sitio, al bar a consumir alcohol y a apostar. Está asociado a trastornos afectivos como la depresión o la ansiedad. Esta persona se siente sola, aislada, tiene problemas familiares y deudas... Y piensa: 'Voy a intentar recuperar el dinero, a ver si hay suerte'. Es la primera distorsión cognitiva y pierden todavía más", señala a eldiario.es esta psicóloga, que lamenta que estos adictos busquen "una forma de evadirse, intentar solucionar sus problemas y matar la soledad y el vacío de forma errónea".
Y entonces empieza el círculo vicioso. "Lo peor que le puede pasar a un adolescente es ganar al principio, porque si pierden se cansan. Los adolescentes y jóvenes se habitúan al placer inmediato que proporciona el subidón de adrenalina por las apuestas. Venden cosas suyas, de su familia, les roban la tarjeta a sus padres...", explica a eldiario.es el Psicólogo de la Universidad de Salamanca José Antonio Martín Herrero, especializado en adicciones entre adolescentes. "La adicción al juego es igual que con el consumo de cocaína, se estimulan los mismos neurotransmisores, las mismas partes del cerebro", agrega Martín Herrero, quien lamenta la práctica ausencia de control sobre el sector de las apuestas, cada vez más pujante a costa de los adictos". Los ludópatas continúan apostando incluso cuando se quedan sin dinero. "Cuando la gente pierde el control, apuesta a da igual qué, el ping pong de Taiwán, por ejemplo. Le da lo mismo", señala el presidente de Ajupareva.
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